Abrir y cerrar una puerta
como lo hacen los labios menores,
mayores o ambos
dilatar, dilatarse junto al tiempo
nunca fue tarea fácil
sobre todo para ti
que haces de la costumbre y el oficio
un mito de sábanas, historias
verbos siempre activos
que a diario acaban crucificados en
la pared
con fithty-fithty de dolor y placer.
Abrirse y cerrarse con las puertas
es una sutil manera
de dinamitarnos lentamente.
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