Ni el gallo ni el alba me reconocen
entro al olvido como fiestas de
rones
y bailes bien perpetuados
hundido el cigarro
en apretados rincones muere
de color barro hiere la luz
aquella puerta del fondo
por la que disparos de arcabuz
mediante
orondos, también entrarán mis
muertos
el altoparlante del huerto
callará su propaganda
y luego anda, anda de nuevo la luz
y otros gallos
me lanzarán bendiciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario